03 enero 2007

La invasión del mejillón cebra

Cada zona tiene sus especies autóctonas y, por lo tanto, la intrusión de otras especies puede acarrear problemas importantes en el ecosistema debido a que produce su desequilibrio. Entre estas especies se encuentra el mejillón cebra.

El mejillón cebra (Dreissena polymorpha), originario de los mares Negro y Caspio, es un molusco bivalvo de agua dulce que también soporta las aguas salobres, y prefiere las aguas estancadas y con poca corriente. La concha es de forma triangular y con unas bandas blancas y oscuras en zigzag que le da el nombre de cebra, y de tamaño no superior a los 3cm de largo. Se sujeta a las superficies por medio del biso, que es un producto que secreta una glándula que al entrar en contacto con el agua se endurece y toma forma de filamentos.

Tiene unas características biológicas que hacen que sean el invasor perfecto, ya que tiene una fase larvaria que le permite dispersarse en lugares con poca corriente. También tiene una reproducción que se puede considerar exponencial, ya que desde el segundo año de vida de las hembras pueden llegar a fecundar 40.000 huevos con cada puesta, llegando a ser un millón de ejemplares en un año. Resiste perfectamente a variaciones en su medio, tal como puede ser la salinidad, temperatura o carencia de agua, pudiendo resistir varios días sin aguas lo que hace que se puedan fijar a los cascos de los barcos y poder conquistar otros medios, que es como ha ido invadiendo los ríos de otros países.

Estos mejillones han invadido distintas zonas, tal como Europa central y Norteamérica. En la Península Ibérica, ha invadido ya varias cuencas hidrográficas, entre las que se encuentra la del Ebro, Júcar y Segura. Con la nueva moda de los trasvases de ríos a zonas donde escasean las masas de agua, la proliferación de este pequeño molusco podría ser tal, que todos los ríos de la Península Ibérica podrían resultar invadidos.

Estos pequeños moluscos pueden llegar a ser muy perjudiciales en aquellos lugares donde no son autóctonos, como es el caso de la Península Ibérica. Los mejillones se alimentan por medio de la filtración del agua, donde separan los nutrientes y expulsan el agua. Con esta acción, los restos de los nutrientes permanecen en el fondo, dificultando la alimentación de las especies autóctonas de los ríos. Con la acumulación de materia orgánica en el fondo y la claridad de las aguas superiores, entra la luz solar haciendo que se pudra esta materia, con la proliferación de algas, perjudicando las demás especies y la salud del río y agotando el oxígeno necesario para las demás especies.

Al ser una especie colonial, se agrupan en grandes grupos, fijándose en cañerías (provocando su taponamiento con los consiguientes problemas), en conchas de otros moluscos provocándoles asfixia y posteriormente la muerte, rocas y cualquier sustrato que se encuentre en los ríos.

Hay distintas formas para combatir este crecimiento de los mejillones cebra, como pueden ser la utilización de productos químicos (molusquicidas), lavado a presión, desembalse y secado durante una semana, calentamiento del agua, etc. Pero todos estos métodos son perjudiciales para el resto de las especies, por lo que solo se pueden llevar a cabo en recintos cerrados. También existen depredadores de estos moluscos, como pueden ser aves, peces, sanguijuelas, cangrejos de río e incluso roedores.

Por lo tanto, si se aplican técnicas agresivas como pueden ser molusquicidas puede acarrear problemas al río por la introducción de sustancias tóxicas, pero si se introducen en el medio depredadores naturales, también puede suponer el desequilibrio del ecosistema, entonces, ¿cómo se puede solucionar el problema de la invasión del mejillón cebra? Aunque se introduzcan depredadores naturales de forma controlada, siguen siendo animales y pueden migrar a otros lugares y proliferar.

Aunque siempre es mejor combatir los problemas del medio ambiente de forma natural, ya que la naturaleza es sabia y existen soluciones a la mayoría de los problemas, pero para qué esperar a que aparezca el problema y luego intentar subsanarlo, ¿no sería mejor la prevención con el control exhaustivo del medio ambiente para controlar cualquier cambio que se esté produciendo?

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